martes, 9 de diciembre de 2014

La CIA tortura con manual

Abu Ghraib revisitado


Tal como sucedió en Guatemala después de 1954, durante los gobiernos militares, cuando para perseguir, torturar y matar a nuestros ciudadanos se seguían instrucciones provenientes de los organismos de seguridad de EEUU, la CIA usó un manual específico para los detenidos que, entre 2002 y 2005, fueron enviados a cáceles secretas dispersas por el mundo.
En todas partes se espera hoy la difusión del informe del gobierno de Obama sobre las torturas que sufrieron los prisioneros. Son, afirman, cuatro memorandos que describen con lujo de detalles lo que los diarios europeos han llamado ‘los brutales métodos que la CIA utilizó’ en esos años.
No exculpo para nada a los gobiernos de algunos países europeos que dieron permiso para que aterrizaran en ellos los aviones que trasladaron a los prisioneros a cárceles de países alejados de EEUU donde se podía torturar tranquilamente. Si es que se puede utilizar ese oxímoron para describir la bestial violencia ejercida sobre seres humanos.
Basándose en las ‘técnicas’ de los manuales, los interrogadores desnudaban, esposaban y cubrían la cabeza de los detenidos antes de ser interrogados. Si no colaboraban ‘se abría el catálogo de horrores’ afirma el diario El País, de España, lugar donde también aterrizaron sigilosamente los aviones que conducían a los cautivos.
 ‘Los informes recomiendan abofetear con la mano abierta… obligar a adoptar "posiciones estresantes"; amarrar al detenido a la pared con un collar de plástico; quitarle la comida; impedirle dormir (hasta un máximo de 180 horas, siete días y medio)... despojarle de toda su ropa y sólo permitirle ponerse un pañal durante la noche...’
Algunas de estas ‘técnicas’ afirman los funcionarios norteamericanos están prohibidas en el Ejército estadounidense (¿Recuerdan las fotografías de Abu Ghraib, en Irak?) Menuda prohibición.
La tortura ha encontrado otra forma de descripción entre los equipos profesionales que trabajan a tiempo completo y bien pagados para adulterar los hechos reales y darles una apariencia benigna: a la tortura se le llama ‘método de interrogación reforzada’.  Los muertos inocentes comenzaron a llamarse ‘daños colaterales’ hace pocos años.

En fin, hoy se dan a conocer los memorandos famosos, imagino ya bien aderezados para que la cosa no sea tan chocante con los cacareados principios democráticos estadounidenses.

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