Anoche me fui
a la cama con los recuerdos de todo lo que llevo visto durante mi vida como
periodista. Algo de ese mensaje
desafiante de Otto Pérez Molina me remitió al año de 1993, cuando Serrano Elías
articuló un autogolpe que le permitió ser sujeto de ‘persecución política’ e
instalarse, desde entonces, en Panamá, de donde no puede ser extraditado.
¿Qué ha
llevado a OPM a dirigirse, en términos retadores, jactanciosos y pendencieros a
un pueblo que ya sabe que es uno de los cabecillas principales –junto con
Roxana Baldetti— de la tenebrosa Línea? La organización mediante la cual
múltiples personas, pero ambos mandatarios en medida substancial, robaron una
inmensa parte de lo que tendría que haber ingresado, como impuestos, al tesoro
público nacional.
No es un gesto
para detener las peticiones legales y legítimas del retiro del antejuicio,
acciones que tarde o temprano lo llevarían a Matamoros, o a donde a ustedes les
parezca mejor, como malhechor común y corriente.
Es, me parece,
una acción para que el disgusto de los guatemaltecos suba a niveles superiores
y actúe violentamente. Es la única vía
que le daría paso a transformarse de delincuente común en perseguido político.
Por esa razón
la ciudadanía tiene que parar unos minutos, meditar y actuar como lo ha venido
haciendo desde hace meses: pacíficamente. De lo contrario le estaríamos
sirviendo en bandeja de plata lo que, a mi juicio, desea: convertirse de vulgar
atracador de un pueblo en perseguido político.
Confiemos, si
no en un Congreso corrompido, deshonesto e inmoral, en las vías que el
Ministerio Público y la CICIG tienen a su alcance para llevar a la pareja
infecta a los tribunales. Roxana
Baldetti ya se encuentra ante uno de ellos. Aunque la posición de su pareja de
actos ilícitos le permita estar en un cuartel en vez de una prisión normal,
movilizarla a las tres de la mañana para sustraerla de la mirada de la prensa,
y todos los subterfugios que puedan ocurrírsele a OPM.
Debemos actuar
con cautela e inteligencia. Hace más de 40 años que roban nuestros impuestos y
quién sabe cuántas cosas más. Sin
embargo Pérez Molina y Baldetti se han coronado como campeones de este deporte
deshonesto. Esperemos un poco más. Están cayendo por su propio peso. No demos
lugar a que los ladrones se conviertan en castos ejemplares de una persecución política.
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