jueves, 2 de marzo de 2017

PRESIDENTE EN SOLITARIO, MEDIOS ENARDECIDOS

Jimmy y su hermano

No puede extrañar a nadie que Jimmy Morales sobrelleve y admita en público que sufre estrés. Salvo el apoyo de algunos de sus ministros —e imagino que algunos otros pocos funcionarios cercanos a él— el Presidente se encuentra trabajando, a mi juicio, en solitario.

Antes de ser presentado como candidato a la Presidencia de la República, salvo una fallida candidatura a la alcaldía de Mixco en 2011, jamás se había ocupado del campo de la administración pública. Fue escogido precisamente por eso; y en su desconocimiento de cómo se mueven las aguas políticas alrededor del manejo de la cosa estatal, no logró advertir la maquiavélica forma en que fue reclutado por el partido FCN-Nación, que no es otra cosa que la agrupación de ex militares veteranos que tomaron parte en la guerra en este país.

Durante la conmemoración del Día del Ejército en 2004, aquellos que participaban en el desfile como integrantes de la  Asociación de Veteranos Militares de Guatemala —AVEMILGUA—  fueron agredidos públicamente por los familiares de algunas de las víctimas desaparecidas durante el conflicto armado.

Cosa terrible debe haberles parecido a los asociados de Avemilgua aquel ataque inesperado. Tanto que apenas tres meses más tarde, lograron inscribir el comité pro formación de un partido político ante el Tribunal Supremo Electoral.

En la página digital de Avemilgua se anota, como misión de la entidad, lo siguiente:
Coadyuvar a fortalecer y defender el honor y dignidad de Guatemala  y de su Ejército, mediante la organización de sus veteranos y personas afines a la institución, y exaltar los valores y glorias del Ejército de Guatemala”, su verdadera vocación; poniendo a un país entero al lado de un ejército como si de la misma cosa se tratara.

Luego de la aparición del Presidente y del Vicepresidente en el balcón del Palacio de Gobierno para ver el paso de la Huelga de Dolores del año pasado, me parece que ha habido un distanciamiento entre ambos. Jafeth Cabrera tendrá su agenda, que no coincidirá precisamente con la de los militares atrincherados —nunca mejor usada la palabra— ahora en el Congreso de la República.

Tampoco ellos saben de política. Son diestros en cuestiones de armas, confabulaciones y todo ese arsenal de actos que llevan a un ejército a ganar una batalla buscando el triunfo en la guerra. Ya saben bien que no existe el enemigo común que hace años, durante la Guerra Fría, bajo la égida de Estados Unidos,  eran los comunistas; porque el comunismo falleció finalmente en 1989 con la caída del Muro de Berlín.

Cierta vez anoté que si queda comunista alguno en el mundo, debe tratarse de un anciano que toma café y el sol en algún restaurante europeo, con el bastón bien cerca de su silla.

Entre paréntesis: la tirria de Jimmy Morales contra CICIG, y especialmente contra Iván Velásquez puede provenir del hecho de que su más cercano y confiable asesor, su hermano Sammy, fue detenido —de carambola, me parece— por el escándalo de corrupción en el Registro de la Propiedad, donde la estrella, no se le puede negar ahora esa condición, es la niña mimada del difunto Partido Patriota: Anabella de León, de quien se dice que casi deja en quiebra el Registro.

Sin partido, porque el partido ya sabemos cómo está formado y ellos sabrán cuáles son sus intereses que más bien me parecen personales; sin asesores confiables; sin el apoyo de su vicepresidente; falto de un equipo de comunicación social apropiado que le aconseje cómo aparecer en público y qué decir; con la honra familiar deteriorada ¿quién puede admirarse de que el Presidente de Guatemala aparezca hace unos días anunciando saber de un posible golpe de estado, conocimiento que le llega de buena fuente (¿Avemilgua, tal vez? Sus miembros saben de esos menesteres y cómo asustar con el petate del muerto)?

¿Quién puede asombrarse de que —ahí sí tal vez asesorado y con muy mala fe— hace apenas dos días el Presidente afirme sin reparos que fueron los medios de comunicación los que inventaron la historia del golpe de Estado ficticio?


En solitario, como cualquier artista que se separa de su elenco; sin que haya a su lado persona alguna que le recuerde que el gobierno de cualquier estado se basa en una ética determinada, el presidente horada profundamente el hormiguero. Y los periodistas, con toda la razón, nos encolerizamos a extremos comprensibles.

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