Esta maravillosa fotografía de nuestro planeta y la Luna
esconde, en su belleza, a orillas del Mediterráneo, el área donde se desarrolla
y se desliza el conflicto sirio donde, según las Naciones Unidas, han muerto
más de 250,00 personas, hay 9 millones de desplazados, y día a día aumenta por
miles el número de refugiados que tratan de llegar a naciones europeas. O a
otras naciones que quieran darles cobijo.
Europa ha fijado números para que los países que pertenecen
al bloque, admitan diferentes cantidades de refugiados. Aquel niño muerto a la
orilla del mar a quien todos vimos angustiados, se ha convertido en el símbolo
de los que huyen de esa guerra que se inició -- aunque parezca mentira-- en mayo
de 2001 en la ciudad de Deraaa, cuando el gobierno sirio arrestó y torturó a
jóvenes que realizaron pintas revolucionarias en el muro de una escuela.
Ello condujo a protestas que fueron reprimidas con armas de
fuego, con una cauda de varios muertos. Las protestas crecieron, la oposición
se armó para defenderse, los enfrentamientos y escaramuzas no cesaron. Hace 4 años
y medio estalló la guerra civil.
La situación estratégica de Siria en Medio Oriente ha
complicado seriamente las cosas para los ciudadanos, que huyen desesperados de
aquel infierno donde hay naciones extranjeras implicadas en la crisis. Irán y
Rusia entre ellos. Siria se ha convertido en el último tiempo en el polvorín
mayor de la región.
En 2014 la ONU organizó una conferencia entre los alzados y
el gobierno sirio. Pero el diálogo fracasó porque el presidente Bachar al Asad
se negó a discutir las demandas de la oposición, llamándolos terroristas.
En los últimos tiempos el Mediterráneo se ha convertido en la
tumba de miles de sirios que huyen por la vía de Egipto y se lanzan al mar en
embarcaciones que zozobran con gran facilidad.
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