miércoles, 3 de septiembre de 2014

Se hunde Luisiana


Apenas el lunes hablaba yo en Facebook de cómo la subida del océano en una era geológica anterior había ‘creado’ Indonesia, Japón y Taiwán, separándolos de Asia; Gran Bretaña, de la Europa continental y Nueva Guinea y Tasmania, de Australia. Y por supuesto, creó el estrecho de Bering del que nos hablaban siempre en el colegio cuando querían explicarnos cómo habían llegado los seres humanos al Norte del continente americano. Me preguntaba  hace cuatro días qué otras islas iban a brotar por causa del calentamiento global.

Pero los humanos somos imposibles.

El Periódico acaba de publicar, no la aparición de una nueva isla, sino la creación de una nueva Atlántida: Luisiana, en Estados Unidos, que se está hundiendo paulatinamente. Tres expertos estadounidenses —Bob Marshall, Brian Jacobs y Al Shaw— calculan que para el año 2100 Nueva Orleans quedará cubierta completamente por el agua. Las causas varían entre el cambio climático y el factor humano, aseguran en el artículo que acaban de publicar en el portal Pro Pública.

Primero fue la construcción de diques para evitar el desbordamiento fluvial. Pero los diques impidieron el flujo continuo de sedimentos traídos por el río, que inicialmente formaron el suelo de la línea costera de Luisiana gracias a las raíces de las plantas que los 'anclaban'.

El cambio climático: el deshielo global eleva gradualmente el nivel del océano mundial: cada año se hace 3,2 milímetros más profundo. En el caso de Luisiana, la situación es aún más grave: alrededor de Grand Isle, isla barrera en el golfo de México, el nivel del mar sube anualmente 9,2 milímetros.

Y las actividades industriales en la zona. A lo largo del siglo XX Luisiana se convirtió en uno de los mayores centros nacionales de extracción del gas y petróleo. Esto significó que las compañías energéticas excavaran miles de kilómetros de canales a través de los humedales locales para transportar su equipamiento. Estos canales permitieron que la línea costera se desmoronara y que el agua salada se filtrara en el interior, matando las plantas que 'anclaban' el suelo. Luego: el propio suelo se habría hundido después de que empresas extrajeran el petróleo y gas de los pozos subterráneos. 


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