martes, 2 de septiembre de 2014

Política y religión en San Juan la Laguna

Guatemalteco convertido al judaísmo en San Juan la Laguna

Alguien bien enterado, pero cuyo nombre no puedo revelar porque lo echarían del pueblo en el mejor de los casos — en muchas partes hemos asistido a represalias verdaderamente cruentas— me ha confiado que el conflicto tiene un trasfondo político-religioso, debido a que el Alcalde, Antonio Rodolfo Pérez y Pérez desea lanzar de nuevo su candidatura al puesto que ganó en las elecciones de 2011.

El alcalde es protestante o cristiano de nuevo cuño, de los que surgieron como hongos durante la guerra, como parte de una iniciativa política del gobierno de EEUU para contrarrestar a los católicos, que en ese entonces se consideraban (estábamos inmersos como víctimas en la Guerra Fría) ‘comunistas’.

Los protestantes serios, que lo son por convicción propia y no por estímulo guerrerista alguno, tienen más de 100 años de estar en Guatemala y desde la época de Monseñor Quesada Toruño  o antes mantienen buenas relaciones con los católicos y los miembros de otras comunidades religiosas que hay en el país, en una acción ecuménica respetable.

Pérez y Pérez basa su nueva actividad política en incrementar el número de fundamentalistas, que ya convencidos de cambiar la religión católica por el ‘cristianismo’ no será difíciles de convencer para que voten por el que consideran su líder espiritual. A un proselitismo le sigue otro. Eso lo sabían bien los que articularon un plan para sustituir con fundamentalismos de heterogéneos aspectos a los pueblos católicos en diversos países del mundo durante aquella Guerra Fría.

Los judíos que han sido echados del pueblo también hacían proselitismo para llevar nuevos creyentes a su ortodoxia, como lo evidencia la fotografía de un indígena convertido.

La Fundación contra el terrorismo, cuyo presidente es Ricardo Méndez Ruiz, presentó en mayo pasado una solicitud de antejuicio contra Pérez y Pérez  por violación a la Constitución, instigación al genocidio, discriminación, abuso de autoridad, incumplimiento de deberes, usurpación de atribuciones y resoluciones violatorias a la Constitución, según el documento planteado en gestión penal ante el Organismo Judicial. Pero el trámite no ha prosperado. 

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